Es rojo, rojito, como ese color que adoptaron ellos. Es rojo oscuro, a veces se siente negro, como la sangre que han derramado de nuestros héroes y de nuestras víctimas. Así es el odio que siento por los que han tenido el poder en Venezuela en las últimas dos décadas y sin duda creo que merecen ser castigados tanto con escarnio público, como con todo el peso de la ley internacional.
Sin embargo, estoy convencida de que todo tipo de ataques personales e institucionales contra los chavistas, ex chavistas, enchufados, bolichicos o a cualquiera que haya tenido relación con la dictadura de Venezuela, antes o después de quitarse las máscaras, va absolutamente contraproducente para el objetivo inicial de esta lucha titánica por recuperar el país. Por sacar a la narcomafia de Miraflores y Fuerte Tiuna.
Si fuese al revés y tú vieras que se te cierran las puertas en todos lados. Qué no hay lugar en el mundo en el que podrán tú o tus hijos tener un poquito de paz. Qué de dónde estás el único camino que se te abre es para el infierno. ¿Soltarías el poder o te tendrían que matar para sacarte de dónde estás? ¿Te entregarías o harías lo imposible para quedarte y seguir con tu poder y ganando dinero?
Para ponerlo en términos de Hollywood. Si eres un ladrón que entró a robar a un banco y ahora tiene a toda la gente que estaba dentro de rehenes, ¿qué te haría entregar a la gente con vida y te ayudaría a tomar la decisión de entregarte? Estoy segura de que no sería la idea de un futuro de como mínimo humillaciones diarias.
Ahora la tarea es sumar chavistas, enchufados y demás a la causa de sacar al dictador y sus secuaces del poder.
No los asustemos. No es el momento.
En Estados Unidos, al menos, los títulos de propiedades, los miembros de las empresas y otros documentos son públicos. Las redes sociales son un caudal de información. Recaudemos datos, nombres, pruebas. Hagamos la tarea bien, en silencio.
El maltratarlos alivia el alma y, sobretodo a los que estamos afuera, nos da un blanco sobre los que descargar nuestra frustración y desespero, pero no ayuda ahora.
Lo que sí ayuda es:
- Escribir postales a los representantes del poder en su ciudad/pueblo. Alcaldes, asambleístas, autoridades municipales, estatales y nacionales, pidiendo que se pronuncien contra la dictadura.
- Pedir a los senadores en Estados Unidos y personalidades de los gobiernos del país donde vivas para que organicen visitas a Venezuela.
- Escribir a organizaciones internacionales como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los derechos humanos, la Cruz Roja internacional, unicef, oxfam etc, para que exigan la creación de un canal humanitario con medicinas y alimentos.
- Pedir a Amnistía Internacional, la ONU, la Cruz Roja, etc que exija a la dictadura visitas a los presos políticos.
- Hacer clic y compartir los artículos sobre Venezuela en los medios de comunicación, sobre todo en inglés.
- Colaborar en actividades de recaudación de fondos de organizaciones con pruebas de que los insumos llegan a los que los necesitan en Venezuela.
- Organizar eventos que sean atractivos para la prensa local, nacional e internacional, para mantener el tema en las primeras planas.
- NO compres gasolina en CTGO.
- Hacer presión sobre las organizaciones de izquierda para que denuncien la situación, comenzando por Joe Kennedy, que salió en varias publicidades en Estados Unidos hablando bien del gobierno venezolano porque regalaba combustible para la calefacción a los pobres en invierno.
- Impedir que las embajadas venezolanas sigan haciendo propaganda política a favor de la dictadura
- Escribir en las redes sociales de los famosos internacionales que han apoyado a Chávez – Danny Glover, Sean Penn, Oliver Stone, entre otros, para que denuncien lo que está pasando.
- Ser las mejores personas y mejores ciudadanos posibles en nuestros entornos.