Temblaban. Juro que temblaban cuando me oían abriendo el paquete de Harina Pan. Temblaban porque no se atrevían a decírmelo en mi cara, pero ni mi marido ni mi hijo menor disfrutaban las arepas. Seré honesta. Ambos detestan las arepas tradicionales. Ellos estaban convencidos de que la arepa no era lo suyo.
Eso de rendirse nunca se ha dado bien. Seguí experimentando y -como suele suceder- encontré la fórmula a su gusto por accidente. No tenía aceite de maíz y les puse aceite de oliva. En esos días había leído las propiedades de la sal gruesa. Una de las quejas era el exceso de masa. Me dispuse a hacer unas arepas diferentes. ¡Funcionó! Mi niño la bautizó como la crunchy arepa y ahora me piden a menudo que se la haga.
Son unas arepas flaquitas, muy tostaditas y deliciosas. Las comemos como tostadas mexicanas, con los acompañantes encima. Aquí está la receta. ¡Qué las disfrutes!
Ingredientes:
1 taza de agua
1/2 taza de harina de maíz precocida – blanca o amarilla, aunque a mi familia le gusta más la amarilla
Un chorro de aceite de oliva
Una pizca de sal gruesa
Preparación
Se mezclan los ingredientes y se amasa la masa hasta que quede suave y sin grumos. La proporción es el doble de agua que de harina, para que quede una mezcla aguada que se puede hacer fina sin dificultad. Hacer bolitas y aplastarlas hasta que queden de la forma de una circunferencia pequeña. No mayor que la palma de la mano.
Se ponen en una bandeja protegida con papel alumnio y al horno a 375 grados C, por 15 minutos. ¡Listo!
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